viernes, febrero 25, 2011

El Turismo y los dictadores huyendo, lo dice Lluis Mesalles




Me da tristeza pensar que mientras estoy reflexionando sobre el tema de esta semana, miles de personas sufren duras situaciones en sus países. Represiones de las que les es difícil escapar. En tiempos pasados, las situaciones de dureza política ocurrían igual, y los líderes defenestrados (a menudo reyes) escapaban discretamente, si tenían tiempo, a otros lugares con sus familias. Lugares donde habían preparado sólidas jubilaciones, y donde les esperaban fondos discretos capaces de mantenerles holgadamente por muchos años. Mientras tanto sus pueblos trataban de recomponer las migajas de lo que sus desconsiderados lideres les habían dejado.
Muchos de los destinos turísticos más llamativos, y no voy a dar nombres aquí, brillaron gracias a estos exilados de oro. Las familias reales de muchos países, se instalaron en otras ciudades, dando brillo a sus restaurantes, sus salas de fiestas o cabarets como se decía entonces. Lujosos hoteles se adornaban para acoger a estos nuevos y potentes clientes, acostumbrados a todo tipo de lujos y extravagancias.

La reflexión mía hoy es de otro tipo. Es licito atender como potentados a estos piratas políticos que han exprimido a sus países y sus pueblos? Es licito y cabal el beneficiarse de estas situaciones? Casi cada día un líder sale escapando de la justicia de su pueblo, con maletas llenas de las escasas divisas que llegaban a su país. Muchos creían que los bancos centrales de sus países eran para su uso y disfrute propios.

Y en los tiempos actuales, casi cada semana, un tirano sale corriendo a otra parte. Un tirano que llega con sus tesoros mal habidos a dar parte de su riqueza a otros lugares. Un turismo receptivo de lujo, con alto poder adquisitivo, quien después de exprimir a conciencia a sus ciudadanos que desprecia, viene a otro destino a dar ostentosas muestras de generosidad y opulencia.

¿Cuál será el próximo?.

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