jueves, febrero 28, 2013

EL PLAN INTEGRAL DE TURISMO (España)





No cabe duda de que el PLAN NACIONAL e INTEGRAL de TURISMO  aspira a ser ambicioso. De cara a su finalidad, el Plan reconoce que el “el reto fundamental  es crear las condiciones necesarias para un crecimiento rápido y sostenido de la productividad turística, tanto empresarial como en los destinos”. Y añade que: “en definitiva se trata de transformar a España en un destino altamente competitivo, que asegure un elevado liderazgo turístico y permita a los agentes económicos que intervienen, recuperar la rentabilidad perdida como elemento que propicie la inversión y la creación de empleo”
Como se puede comprobar, el PNIT busca, como digo, objetivos extraordinariamente ambiciosos pero reconociendo al mismo tiempo, o insinuando de paso, que, aunque España disfruta de liderazgo en materia de turismo, no conviene dormirse en los laureles y que por ello hay que asegurar ese liderazgo, porque los agentes económicos han perdido la rentabilidad que tenían en el pasado. Entonces se  admite, entre líneas, que España ha dejado de ser un destino altamente competitivo y se impone recuperarlo con las medidas que se tomarán dentro del quinquenio del Plan, un plan que “está orientado tanto a los destinos turísticos como al sector privado” , estableciendo así que la oferta turística española tiene dos componentes complejos, los destinos y las empresas, ya que por eso precisamente es integral el nuevo plan, porque “incumbe a las instituciones, a los ciudadanos y a la cultura del país”, ya que “se establece con una clara necesidad de la implicación público-privada y de las Comunidades Autónomas”.

Además, el plan se propone actuar “especialmente sobre la unidad de mercado, la innovación y los emprendedores”, que son “los aspectos débiles del actual modelo”. Frente al actual modelo, se propone en el nuevo plan “darle mayor importancia al entorno o  sea a la riqueza de nuestros recursos culturales”. Así que, “sobre la base de una estrecha colaboración entre el Sector Público. y el Sector Privado, los objetivos del plan son los siguientes:

 La generación de empleo de calidad.

 El incremento de los ingresos del exterior y de las pernoctaciones turísticas.

 La consolidación de nuestro liderazgo en turismo vacacional, sobre unas bases sólidas, fruto de una profunda reconversión.

 La accesibilidad a nuestros destinos, especialmente utilizando la vía aérea.

 La proyección internacional de nuestro liderazgo turístico.

¿Y como se propone el Plan alcanzar tan ambiciosos objetivos? Pues, muy sencillo, aplicando una batería de medidas consistentes en promocionar la Marca España coordinando mejor todas sus actuaciones, porque parece ser que no estaban bien coordinadas, así como optimizar mejor el plan de marketing con el que se busca incrementar el gasto medio del viajero, fidelizar la lealtad de los visitantes extranjeros con medidas basadas en acciones demoscópicas para conocer las tendencias de nuestros mercados emisores y el perfil del turista que acude a nuestro país y potenciar la red de Oficinas de Turismo en el extranjero, la cual se reconoce que es un activo exterior del sector turístico español.

Una medida especialmente recalcada en el Plan consiste en el apoyo a nuestros municipios turísticos. No lo dice el Plan de forma expresa, pero se intuye que sus redactores conciben la España turística como la conjunción de territorios municipales como pone de relieve la pintoresca incursión en la teoría turística que supone esta definición antológica que espero sea recogida, como se merece, por los manuales que se ponen a la venta en nuestras facultades de turismo públicas y privadas. He aquí la definición de producto turístico global que nos regala graciosamente el Plan:

“El producto turístico global está compuesto por diversos elementos: los recursos turísticos que constituyan la principal atracción turística de cada municipio turístico, los servicios que ofrecen los prestadores turísticos y una fuerte componente local que engloba todo tipo de servicios e infraestructuras de uso público que ponen a disposición de ciudadanos y visitantes los propios ayuntamientos en los que se desarrolla la actividad turística”

Gracias a esta aportación al acerbo teórico de la cosa logramos constatar que existe un producto turístico global, lo que implica reconocer que hay también productos turísticos no globales, los cuales se colige que son los que componen el producto global: las atracciones más atractivas y los servicios que prestan los prestadores turísticos privados, todo ello junto con todo lo demás, es decir, con los servicios públicos e infraestructuras públicas que prestan tanto a los ciudadanos residentes como a los visitantes, y en los ayuntamientos en los que se desarrolla la actividad turística. 

De planteamientos teóricos como estos no cabía esperar otra cosa que una retahíla de actuaciones marketineras como las propuestas por el Plan. Esto me recuerda  lo que me dijeron en Grajera (Segovia), en una reunión de alcaldes de la comarca:  para ellos la comarca tenía la desgracia de estar tan cerca de Madrid que los madrileños que iban allí sólo se quedaban unas cuantas horas y después se marchaban sin pernoctar.

A lo que les pregunté si en la comarca se ofrecía a los visitantes algo más que la visita a una iglesia románica y la degustación de un cochinillo o un cabrito al horno, pues  con una oferta como esa la Comarca no puede esperar que los madrileños se queden más que unas cuantas horas, las necesarias para hacer una foto a la iglesia y para comer en un mesón.

Algo así habría que decirles a los redactores del plan, pero sobre todo a la Secretaría General de Turismo.

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