domingo, septiembre 08, 2013

LA DEMANDA y EL TURISMO


Causas y efectos del enfoque de demanda en los estudios del turismo (I) (*)

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Blog de Francisco Muñoz Escalona
Afirma Krapf (1959) que, cuando se trata de conseguir una subvención para un sindicato de iniciativa o entidad similar se intenta demostrar que todo el mundo depende del turismo: "el extranjero no solo da vida al hotelero, al restaurador, al ferrocarril, al taxista y al garajista sino también al carnicero, al panadero, al tendero, al florista, al ebanista, al constructor, incluso al vendedor de cigarrillos y de periódicos; en resumidas cuentas, a toda la población activa del lugar".


El dr. Krapf termina su frase diciendo: "la fuerza persuasiva de los estudios de este tipo suple alegremente la falta de datos estadísticos precisos". Krapf llamó "populares" a los estudios turísticos que tratan de hacer las alegres demostraciones a las que hace referencia la frase anterior, y afirma que hay que prescindir "de los estudios puramente utilitarios o pragmáticos que tanto abundan y que carecen de carácter científico". (El subrayado es nuestro).

Ha sido, precisamente, la sorprendente proliferación de estudios de economía del turismo populares, utilitarios y pragmáticos lo que nos ha movido a llevar a cabo la investigación cuyos resultados resumimos en las páginas que siguen. Para ello, nos hemos visto obligados a realizar un análisis crítico precedido de una exposición descriptiva del contenido de la literatura disponible desde 1905. Hemos tratado de imprimir a la crítica una impronta progresiva que nos permitiera pasar desde los fallos de la más elemental coherencia interna de los planteamientos convencionales hasta las más graves insuficiencias teóricas, enjuiciadas desde el punto de vista de la aplicación del análisis económico al estudio de una actividad que se afirma que es productiva.

Dicho de otro modo, hemos empezado describiendo las razones que explican el nacimiento de las nociones vulgares de turista y de turismo para pasar, posteriormente, a demostrar, por medio del análisis de la literatura disponible, que los conceptos científicos de turista y de turismo se han construido sobre las respectivas nociones vulgares. El tratamiento científico de las realidades que son designadas por estos vocablos consiste en el establecimiento de las notas, características o condiciones a tenor de las cuales es posible distinguir a un turista de un no-turista. El método es el mismo que utiliza el vulgo para conseguir dicho propósito, con la diferencia de que el experto en turismo es consciente de lo que hace y el hombre de la calle puede ignorarlo.

La identificación de semejanzas entre la concepción científica y la noción vulgar no se limita a la utilización de notas diferenciadoras. Existen otras semejanzas derivadas de ésta. Una de ellas es que ambos tratamientos se limitan a destacar características subjetivas, aunque entre las que destaca el experto y el hombre de la calle existen, sin duda, apreciables diferencias. Así, mientras el hombre de la calle destaca la forma de vestir, la raza, la lengua o las costumbres, el científico profundiza más en su observación y aduce, además, o sobre todo, las motivaciones, aspecto éste que ha llevado a gastar verdaderos ríos de tinta y a realizar descomunales esfuerzos analíticos con magros resultados, desgraciadamente, hecho que, en nuestra opinión, se debe a no haberse realizado una crítica científica de la noción vulgar antes de utilizarla como fundamento para construir el corpus teórico con el que acercarse al conocimiento del turismo.

Son muchos los expertos en turismo que han denunciado la inexistencia del necesario rigor científico en los estudios de turismo a un nivel que los homologue con otros estudios. El primero de ellos fue el austriaco Hermann von Schullern zu Schrattenhofen, a principios de nuestro siglo. A mediados de siglo encontramos al italiano Michele Troisi, para quien era urgente conseguir una terminología capaz de expresar los conceptos sobre el turismo con la necesaria precisión. Como dice Krapf (1959), los estudios científicos del turismo "deben hablar una lengua diferente" a la que emplean los estudios populares. Pero este consejo no se puede seguir sin llevar previamente a cabo una crítica en profundidad de los fundamentos científicos del turismo.

Esta es la tarea que, como decimos, hemos tratado de desarrollar en nuestra investigación ante la sospecha de que pudieran ser los mismos fundamentos científicos del turismo los que, por reposar en nociones vulgares, conduzcan inevitablemente a una terminología imprecisa y a unos estudios en los que el pragmatismo se convierte en su única razón de ser a falta de concepciones teóricas sólidas. En ausencia de estas concepciones, la comunidad científica de expertos en turismo se ve en la necesidad de arbitrar un consenso teórico más o menos explícito entre sus miembros, una necesidad que se hace patente en ésta en mayor medida que en otras comunidades científicas, como pone de manifiesto el uso de la expresión doctrina para referirse al corpus teórico existente. Como sabemos, esta expresión puede aludir a ortodoxia, una característica que suele estar presente en los estudios iniciales de cualquier disciplina que aspire a ser científica, pero que ha de ser superada cuanto antes si se quieren alcanzar niveles de madurez.

(*) En este post y en los siguientes ofrezco a los lectores de Boletín Turístico un breve resumen de mi tesis doctoral (1991). Han pasado más de cuatro lustros y aun siguen siendo válidos los fundamentos de Crítica de la economía turística. Enfoque de oferta versus enfoque de demanda.

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