viernes, febrero 28, 2014

CARNAVALES Y REVOLUCION


Blog Lluis Mesalles
Uno que sabe mucho más que yo, apuntó en un comentario que la palabra carnaval, se refería a "carne vale", o sea que eran fechas para el desenfreno de la carne, para la explosión de sensaciones, para la libertad sexual sin límites. Y además, los carnavales tradicionalmente se han asociado con máscaras, algo que motivó fueran prohibidos por gobiernos temerosos de hechos criminales o contrarios al régimen, bajo la impunidad de una máscara.

Hoy los carnavales casi ya no son novedosos en el tema de la libertad. En la mayoría de los paises, los ciudadanos son libres de expresar sus gustos y atrevimientos en público, en cualquier fecha, sin tener que esperar a las fiestas primaverales del Carnaval. En muchas partes, esas fechas sirven para que los inconformes o descontentos agudicen su ingenio cantando versos y estribillos denunciando los últimos desastres y metidas de pata de los políticos, les guste a ellos o no.

El turismo siempre está pendiente, muy pendiente, de las posibles épocas donde los ciudadanos tienden a querer liberarse de sus rutinas diarias y disfrutar sin complejos, tentando sus propios límites morales. No se consideran épocas de descanso, sino épocas de alegría y disfrute sin restricciones. Son oportunidades para que los residentes de un país acudan a otro lugar para salir de sus rutinas diarias, y también para que los residentes en otro aprovechan para escapar a sus limitaciones diarias visitando nuevos lugares, conociendo nuevas culturas, nuevas situaciones, y acercándose a nuevos amigos.

Lo único imprescindible para poder gozar de unos carnavales intensos en todos los aspectos, es que las necesidades básicas estén plenamente satisfechas. Seguridad, ssuficiente alimentación, salud, servicios de transporte bien organizados, tranquilidad para circular por las calles en la noche, como mínimo. Sin esas condiciones, un carnaval no podrá prosperar y puede convertirse en una pesadilla tanto para los ciudadanos que lo deseen disfrutar, como para las autoridades que lo propicien u organicen.

Los carnavales ciertamente se asocian con un sentido de revolución. Revolución moral, atrevimiento y descaro. Es el momento de deicr lo que nos parece, desde dentro de nuestras almas, sin temor a represalias. Ojala sea siempre así. Sería una  valvula de escape de nuestras frustaciones, y un arranque de catarsis para los pecadores que nos intentan manipular.

Me contaban unos graciosos y cínicos amigós que en un pais americano no era recomedable disfrazarse ni de pollo, ni de bolsa de azúcar, ni de paquete de harina.
.
Te puedes arriesgar a que te confundan con la realidad y te devoren.

No hay comentarios.: