Por Arturo Crosby
Me gustaría aprovecharme de la experiencia que estoy teniendo ahora, trabajando como asesor internacional para el Plan de Negocios del Turismo de Naturaleza en Colombia, para escribir unas pequeñas pero quizás intensas reflexiones sobre este tema, tan importante.
Y lo primero que quiero enfatizar o posicionar es al turismo de naturaleza, como un turismo de LUJO, frase, que deje patente en una de mis presentaciones en la ciudad de Barranquilla, pudiendo observar claramente la cara atónita de muchos participantes, todos involucrados en este sector, ya sean públicos como privados, que por los gestos parecían poco entusiasmados y posiblemente porque muchos de ellos/as, tienen microempresas que no coinciden con las expectativas del turismo de lujo.
Pero, yo no hablo y hablaba de ese turismo de lujo, sino de algo mucho mas importante y transcendental para todos y es hacer comprender a la demanda turística, a la oferta y a las administraciones públicas competentes, que hoy en día y en un futuro próximo, el hecho de poder tener y disfrutar de la “Naturaleza” es y será un auténtico lujo, para una mayoría de la población. Por tanto estamos hablando de un turismo de lujo o si prefieren, basado en un lujo, alcanzable para muchos mas de lo que uno pueda imaginar.
Muchos países, han antropizado su medio natural, de tal forma, que el paisaje silvestre, se ha domesticado y apenas quedan parcelas rurales, con su encanto también, pero habiendo perdido una identidad. En muchos países, no existe frontera entre lo rural y lo natural, peor sin embargo esto se nota a la hora de evaluar las motivaciones y expectativas de la demanda.
El lujo, de tener la mayor biodiversidad, es un factor de madurez ecológica, de alta importancia, pero si no se sabe traducir o transformar en realidades turísticas consumibles, será imposible que pueda generar desarrollo local y por ende beneficios a las comunidades y negocios locales.
Es la ya manida, potencialidad turística de muchos destinos o sitios naturales, basada en una valoración local y no en función de la demanda, que lo va a consumir, lo que conduce a errores graves en inversiones públicas y privadas.
Estoy convencido que la capacidad de gestión turística de un área natural, basado en la creatividad e innovación y teniendo en cuenta los límites aceptables de cambio, es la clave del éxito, versus potencialidad, que refleja solo las ventajas comparativas, pero no competitivas de un sitio.
Sin embargo, estoy seguro que Colombia, está seriamente apostando por tomárselo en serio, y no quedarse en la potencialidad, exigiendo ver los escenarios mas apropiados a corto y medio plazo.
Si la tendencia de mejora en la seguridad, continua mejorando, como parece, según las últimas noticias en diferentes medios de comunicación, podrá ocupar el nicho de este mercado, posicionándose como destino de referencia en turismo de naturaleza en Latinoamérica, y claro a nivel mundial, también, sin duda alguna.
El conjunto de biodiversidad, paisajes, visibilidad de fauna y flora, comunidades indígenas, afrocolombianas y campesinas, patrimonio cultural tangible e intangible, y la ruralidad mostrada perfectamente por Juan Valdez y Garcia Marquez, suponen el valor añadido diferencial que otros competidores, no poseen. Pero hay que saberlo hacer.
Al igual que me ha ocurrido a mí, les invito a que descubran la naturaleza de Colombia.
Quizás el riesgo es que te quieran quedar, como dicen aquí…
Quizás el riesgo es que te quieran quedar, como dicen aquí…
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