Luego de varias semanas de ajetreo intercontinental, he tenido la oportunidad de, como dice la popular canción, darle a mi cuerpo un poco de relax y alegría.
A un par de horas de camino bajo la lluvia, llegue desde México DF a Cuernavaca. Un edén acogedor de frondosos jardines, diseminados de edificios con historia y elegantes detalles. Por la mañana, los pájaros cantan su despertar y su alegría de vivir entre árboles centenarios y cuidados parterres de flores multicolores.
En Cuernavaca, el grupo de hoteles más destacados se ha asociado para consolidar una distinguida oferta de máxima calidad, capaz de impresionar a los viajeros más avezados. La agrupación apuesta sin rodeos por la calidad de su oferta, tanto en instalaciones como en servicios. Todos los miembros de la agrupación están claramente conscientes de la importancia de mantener una oferta consistente y profesionalmente muy cuidada.
Los equipos humanos bien entrenados y con la máxima ilusión por su trabajo, son dedicados cómplices de los empresarios en la lucha diaria común de trabajar por la satisfacción de los huéspedes.
Tesoros de Morelos, un ejemplo de buena trayectoria, de exquisitos detalles y de éxito profesional basado en la total sintonía con el cliente más selecto y exigente.
Se los recomiendo a todos mis amigos.
Nadie debería perdérselo
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