domingo, abril 07, 2013

GASTRONOMIA y TURISMO


Preparar en casa el caldillo de congrio típico chileno, que adoraba el nobelPablo Neruda, es posible. Es una del medio centenar de recetas que recoge Miguel Ángel Almodóvar en Bocados con historia, un nuevo libro a su particular biblioteca gastronómica, compuesta ya por media docena de volúmenes.
En Bocados con historia, Almodóvar aliña, dice en el prólogo, cada plato con "datos, reflexiones, humor y mucho amor", porque "somos quienes somos gracias a la cocina y el hombre es hombre porque vive cocinando desde el Paleolítico". Desde entonces, las recetas culinarias han pasado generación tras generación, como legado de "fórmulas anónimas". 
Como formas esenciales de sensualidad para el cuerpo y el espíritu entendía Neruda la comida y la bebida. El vasto conocimiento culinario del poeta chileno y sus dotes de gourmet y gourmand quedaron reflejados en su vida y en su obra. Al caldillo de congrio le llegó a dedicar una hermosa oda.
A su compatriota, el presidente Salvador Allende, le gustaba sobre manera la corvina a la pimienta, según contaba su fiel cocinera Elena Araneda Valderrama, "Nena", una de las últimas en abandonar la Casa Rosada durante el golpe de septiembre de 1973.
Simón Bolívar fue un acérrimo defensor de la cocina criolla. De su tierra adoraba el mondongo, un plato con base en panza de res o tripas. Económica y sabrosa era también la receta favorita de Mario Moreno: las puntas de filete a la Cantinflas. Al actor mexicano siempre le gustó cocinar y cuando tuvo la oportunidad montó su propio restaurante: el Rioma.
El mítico Carlos Gardel era un apasionado de la comida y de la bebida de todo tipo y en cualquier lugar, pero tenía que controlarse constantemente por su innata tendencia a engordar. Llegó a pesar 118 kilos, aunque en vez de ponerse a dieta prefería someterse a intensas sesiones deportivas. El plato de juventud que siempre guardaría en su memoria fue la milanesa con patatas.
Comer y actuar
Marilyn Monroe prefería las verduras. La primera la sopa de tomate y la segunda, las berenjenas de la pasión. La sopa de tomate que tanto gustaba a Norma Jeane la creó para Marilyn su amigo Andy Warhol y es tan fácil como mezclar agua, leche, una lata de Campbell's, un paquete de puré de patas instantáneo, huevos duros, higos secos, ajo, pimienta y perejil.
La pasta es la debilidad de otra mujer de celebrada belleza, incluso en su madurez: la actriz italiana Sofía Loren, para quien "cocinar es un acto de amor, un regalo, una forma de compartir con los demás los secretos que hierven a fuego lento en los fogones".
Autora de dos libros culinarios, Loren aprendió los secretos de la cocina italiana de su abuela, una maestra en crear exquisiteces con lo poco y barato que disponía, especialmente pasta; por eso cuando en una ocasión le preguntaron por el secreto de su belleza, contestó: "Todo lo que ves se lo debo a los espaguetis".

Festín de reyes
Corazones de alcachofa y crestas de gallo constituían la pasión afrodisíaca de Catalina de Médici, esposa del rey Enrique II de Francia y madre de tres monarcas consecutivos, y quien fue la impulsora de la gran cocina europea del Renacimiento.
Hasta la saciedad
Más contundente en la mesa era el Enrique VIII, rey de Inglaterra, cuya gula y festines lo convirtieron en un fenómeno de gordura que a duras penas disimularon los pintores que lo retrataron. Su plato favorito era el corzo a la inglesa.

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